GAME BOY, LA PEQUEÑA GRAN MARAVILLA DE NINTENDO
Puede que Game Boy no sea la primera consola portátil con cartuchos intercambiables de la historia, honor que recae sobre la Microvision de Milton Bradley, pero si fue la primera en conseguir que una consola portátil ofreciera experiencias similares a las de una consola de sobremesa. Un planteamiento que comenzó a gestarse tras el éxito de Game & Watch y de Famicom (NES en el occidente) y que, de nuevo, tuvo al gran genio de Nintendo Gunpei Yokoi como principal promotor.
Su papel en la concepción de la máquina fue clave, ya que una vez más impuso su filosofía –reutilizar un hardware ya explotado– para definir sus características principales: un procesador Sharp basado en el Z80 de microordenadores como ZX Spectrum o Amstrad, pero con algunas rutinas más orientadas al desarrollo gráfico y de juegos, una pantalla LCD monocroma…
Pero, lejos de estar solos en esta nueva aventura del juego portátil, en 1987 Epyx comenzó a trabajar en un proyecto bautizado “Handy”. Se trataba de otra máquina portátil, de la que no se supo nada hasta principios de 1989, en la feria americana Consumer Eletronics Show, o como también se le conoce; CES.
Cuenta la leyenda que los asistentes se quedaron impresionados con la máquina, con su pantalla retroiluminada a color. Pero los problemas financieros de Epyx aparecieron poco después, impidiendo que ellos mismos fabricaran la máquina. Fue entonces cuando invitaron por separado a un selecto grupo de posibles inversores, entre ellos Nintendo, quien por supuesto rechazó la oferta porque ya tenía su propio producto apunto de aterrizar en Japón.
Fue el 21 de abril de 1989 cuando se comercializó Game Boy, cosechando un gran éxito en el País del Sol Naciente desde el primer día. Eso si, a pesar de su éxito, empezaron a sonar algunas voces críticas que afirmaban que era un hardware desfasado frente a Lynx, el nombre definitivo de “Handy” tras el acuerdo firmado entre Epyx y Atari, esta última ávida de volver por la puerta grande al mundo del videojuego. Y eso sin contar con que SEGA también estaba preparando su propia máquina portátil, Game Gear, también con pantalla a color y juegos con calidad pareja a los de Master System. Todo apuntaba a que se iba a librar una cruenta batalla a tres bandas, con Nintendo con clara desventaja tecnológica.
Como David frente Goliat, Nintendo dejó en la cuneta a sus dos rivales, aparentemente superiores, en muy poco tiempo. ¿Que cómo logró esta importante victoria? Pues no se debe a un único factor, sino a a una combinación de muchos. Para empezar desde mediados de los 80 y principios de los 90, Nintendo estaba en una posición dominante, tras ser clave para salir del “crash” del videojuego en 1983. Si actualmente oímos “¿jugamos a la Play?” para indicare que vamos a darle a la consola, en aquella época Nintendo era la “Play”. Pero el nombre no era suficiente. El precio, tanto de los juegos como de la propia máquina, era más ajustado, por no hablar de su autonomía de 15-35 horas con 4 pilas frente a la de sus “vampíricos” rivales. O incluso podríamos seguir hablando de los fácil que resultaba programar para ella. O de su catálogo repleto de nombres conocidos como Mario, Kirby, Zelda, Megaman, Final Fantasy…
Muchas de estas series contaron con títulos exclusivos para la portátil, al tiempo que llegaban títulos originales, conversiones de recreativas, etc. Todo el mundo programó algún título para Game Boy. Incluso desarrolladores españoles, como los catalanes Bit Managers, que se encargaron de adaptar licencias para Infogrames, desde Tintin a Los Puitufos.
Otra pieza, y nunca mejor dicho, decisiva en el éxito de Game Boy fue Tetris. La creación de Alexey Pajitnov era un puzle basado en tetrominos o piezas formadas con 4 cuadrados conectados ortogonalmente, que ya había llegado a occidente a través de una versión para PC. El diseñador Henk Rogers, quien produjo The Black Onyx, el primer gran juego de rol por turnos japonés para MSX, intentó hacerse con los derechos del juego tras verlo en el CES de 1988. Para ello viajó sin aviso previo a Moscú, a la tierra de Pajitnow, para negociar los derechos, pero comprobó que ya había dos grandes compañías interesadas. Fue entonces cuando se alió con Nintendo, lo que decantó la balanza a su favor y permitió a la gran N incluir una copia del juego con cada consola y, de paso, ser el licenciatario oficial, lo que supuso que Tengen, el brazo de Atari para consola, tuviera que retirar del mercado las copias de Tetris para NES… aunque eso es otra historia.
El papel de Tetris fue central para enganchar a todo tipo de público, no solo al infantil. En Japón, sin ir más lejos, fue una de las principales causas del absentismo laboral, ya que la gente se pasaba horas encerrada en el baño jugando. Su éxito no fue solo algo temporal, y se extendió a lo largo de más de una década, en la que vio nacer a diferentes revisiones del hardware… una política que Nintendo aún mantiene hoy en día.
Primero vinieron los modelos de diferente color o carcasa transparente: luego le siguió la pertinente reducción de tamaño con el modelo Pocket y, por último, Game Boy Color, que introdujo el color en los juegos casi una década después del lanzamiento original. Y así, Game Boy Color, al mismo tiempo, se convirtió en la primera consola retrocompatible.
El primer ciclo de vida de Game Boy se cerró con unas ventas mundiales que superaron los 119 millones de consolas y los 450 millones de juegos. Pero, más allá de estos datos, lo más importante es que GB dio unas cuentas lecciones. La primera, como ya hiciera Game & Watch, es que la potencia no tiene nada que ver con la capacidad para divertir. Y, quizá lo más importante, lo que marcaría muchas cosas de cara al futuro es que la gente quería jugar en cualquier sitio, en cualquier momento. De eso tomaron buena nota los fabricantes de teléfonos móviles como Nokia, que ya en 1998 introdujo el juego Snake en algunos de sus terminales. Pero eso, de nuevo, es otra historia…
La leyenda de Game Boy continuó engordando con su segundo ciclo vital, ya en la forma de Game Boy Advance, para la que se renovaron por completo tanto el diseño exterior como sus tripas. ¿El resultado? Juegos más vistosos y avanzados, en color… y, por supuesto, de nuevo con un catálogo repleto de grandes nombres, que le granjearon más de 82 millones de consolas vendidas y el séptimo puesto en el ránking de las consolas más vendidas de la historia.
Game boy Advance tampoco se escapó de los rediseños, que llegaron mucho antes que con la GB original. Ahí están el modelo SP o Micro, esta última con el honor de ser la última consola lanzada con el nombre Game Boy, para dejar paso a la línea DS. Máquinas que, sin duda, ya forman parte de la importante historia de los videojuegos y de la leyenda particular de Game Boy, y de la propia Nintendo claro.