Ahora que 2018 ha llegado y con él la nueva remesa de títulos, hay uno sobre el que quiero hablar especialmente, Kingdom Hearts III. Para mí la saga Kingdom Hearts es una de las sagas que más me ha influenciado en toda mi vida como jugador, le tengo muchísimo cariño al segundo videojuego principal y he jugado a todas las entregas.
Ahora que el tercer y último juego de la saga está a punto de salir, quiero echar la vista atrás para dar un repaso a todos los juegos anteriores y extraer lo bueno y lo malo para poder decidir con claridad que quiero y que no quiero que se vuelva a usar de esos videojuegos con los que carga Kingdom Hearts III.
Así que, dicho esto, llega el momento de dar un repaso al primer juego de la saga, que he podido rejugar en su remake para PlayStation 4 y en su versión extendida, Kingdom Hearts Final Mix.
Los primeros compases.
El videojuego comienza con Sora, el protagonista de la historia, haciendo una especie de prueba en una vidriera que, al final, nunca se llega a explicar porqué está ahí mientras una voz salida de ningún sitio empieza a hablarte de manera abstracta sobre buscar la fuerza y cumplir tu deber.
Esto precisamente es de lo peor que tiene Kingdom Hearts, la primera zona que podríamos llamar “de tutorial” no solo no tiene ningún peso argumental si no que además, es confusa y no aporta nada al jugador que la completa salvo conocer que Sora puede moverse, saltar y atacar cosa que vuelves a aprender de manera mucho más dinámica en tus pequeñas aventuras en las Islas del Destino, las islas donde vives. Pero lo peor de esta secuencia es que al acabar nos damos cuenta de que todo ha sido un sueño, a si que el juego directamente pasa por alto que ha ocurrido.
Tras despertar de este raro sueño, se hace la presentación oficial de los personajes, los tres amigos de las Islas del Destino, en una buena presentación. Queda claro que los tres, Sora, Kairi y Riku son buenos amigos y se apoyan entre ellos, dejando también muy marcada la rivalidad entre Sora y Riku.
Este es el tema central sobre el que el juego girará constantemente, la amistad, dejando claro su mensaje durante y al final del juego con los tres amigos buscándose entre ellos.
Los universos Disney y moverse entre ellos.
Tras la introducción a las mecánicas en las Islas del Destino, acabamos en Ciudad de Paso, donde conocemos a Donald y Goofy, quienes con la Nave Gumi nos ayudaran a ir entre universos para buscar a nuestros amigos y acabar con la amenaza de los antagonistas principales, los Sincorazón. Y en la forma de moverse entre universos reside otro de los problemas del título. Para ir de un mundo a otro tenemos que montarnos en la nave gumi e ir disparando a otras naves a lo largo de un nivel estilo “Bullet Hell”.
El problema es que las Misiones gumi son horriblemente aburridas, repetitivas y simples hasta el punto de poder pasarlas sin tener que mover la nave en ningún momento (esto no es broma, intentadlo porque se puede hacer). Pero incluso desde Square Soft sabían que el sistema era horrible, porque en un determinado momento desbloqueas una manera de poder teletransportarte a mundos que ya has visitado y limita muchísimo las veces que vas a volver a usar la nave, quedando relegada a una especie de minijuego cutre antes de lo bueno, que es explorar los mundos de Disney.
En Kingdom Hearts los mundos a explorar son los de las películas clásicas de Disney, que se abren al protagonista en una serie de mapas explorables que, a decir verdad, están muy conseguidos y crean un ambiente acogedor donde todos los personajes son reconocibles, con mapeados bastante amplios. Esto hace una delicia para todos los que hemos crecido viendo a esos personajes al verles interactuar con Sora y compañía.
El problema lo encontramos en la historia, ya que el paso de Sora por estos mundos no tiene ningún tipo de peso, los personajes no interactúan o se comportan de manera diferente porque Sora esté ahí, no se exploran sus personalidades ni se añade nada nuevo. Simplemente pasas por esos mundos, haces lo que tienes que hacer, y te vas, sin más.
Dominando la llave espada.
Toda esta travesía tiene un efecto en Sora, que mediante las mecánicas, se demuestra como un chico que va aprendiendo a manejar su arma (la llave espada) en un sistema RPG por niveles dónde vas aprendiendo habilidades para el combate. Este sistema es de las mejores cosas de este título, ya que como jugador ves y sientes cuando juegas la evolución de Sora, que cada vez va teniendo combos más complejos y reglas más elaboradas.
Todo el sistema de combate tiene un problema muy grande, las acciones especiales. Kingdom Hearts es un juego que consta de un menú en la esquina inferior, ahí eliges que acción quieres que Sora realice si atacar, usar magia o usar objetos. Pues bien, el problema del sistema de combate es que las acciones especiales, combos específicos que se hacen en situaciones específicas se realizan bajando hasta la última parte del menú y seleccionando una opción que solo aparece en esos casos.
Esta forma de realizar las acciones especiales es muy poco dinámica, en un juego donde te enfrentas a grandes cantidades de enemigos y no tienes mucho tiempo para navegar en el menú resulta muy difícil navegar de forma tan compleja por un menú esquivando ataques de todos lados mientras buscas la opción. Si bien es cierto que en la versión final mix se cambio y se empezaban a realizar con el triangulo, en la versión original es el gran fallo jugable del título.
Y esta evolución en el protagonista no solo se nota en las mecánicas jugables, dentro de la historia también. Sora tiene una evolución en su personalidad, madura y cambia cómo se comporta y habla a lo largo de la historia. Esto hace a Sora un personaje muy cercano y creíble y todo esto a su vez crea un universo más rico y una historia más interesante.
Pero no solo esto, a nivel de saga es uno de los pilares principales sobre los que Kingdom Hearts se apoya en su planteamiento, la evolución de Sora. Este juego representa el inicio del viaje, como Sora descubre los mundos de Disney y se empieza a forjar como un maestro.
Conclusión
Kingdom Hearts es un juego imperfecto, la inexperiencia de su equipo se nota bastante haciendo juegos de acción en 3D pero, finalmente, el carisma de sus personajes, el uso tan medido de sus franquicias y su estilo desenfadado hacen de Kingdom Hearts un juego muy disfrutable, que te sacará más de una sonrisa. Muy recomendable para todos los amantes de los juegos de acción.